A veces
la nostalgia es tanta
que este cuerpo se siente un fraude.
¿Cuánto más podrá resistir
viviendo una vida ajena,
incomprendida?
El mar me llama.
Siempre lo escuché,
pero tapé estos oídos,
y el agua ya me llegaba al cuello.
El mar me llama
y ya no es sólo nostalgia:
me abraza.
Le dejé vivir una aventura
caducada desde el principio.
No puedo seguir fingiendo.
Ya no queda alma
para vender.
El mar me llama.
Quizá sea hora de volver a casa.
Volveré a ser un extraño,
a desconocer lugares
que me costaron años.
La verdad,
ya nada importa.
Cuánta estima
se devora esta mente.
Quizá deba saltar.
Dame un tiempo,
pero no para pensar.
Mi espíritu lucha,
y yo ya me cansé
de crecer.
Voy a volver al mar.
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