Mi felicidad es como una ermita
no tiene un culto permanente
soy la única que debe asistir a llevar flores y velas a ese lugar lejano y despoblado
a veces no lo encuentro.
Tuve que retroceder en las huellas de mis pasos para lograr acercarme a ella
camine con fiebre por los desiertos naranjas esperando que mi hermano me traiga donde alguna vez pudimos ser
recurrí a saltar las ventanas de mi infancia una y otra vez para ver si cambiaba algo
visite el vacío sin forma al que soy sumisa
las oraciones que me enseño mi abuela que no repito seguido
la estampilla del primer santo del que me aprendi el nombre
los posters de las peliculas que le dieron nombre a mis deseos
el coliseo que colecciona sueños y esperanzas que quedaron bajo la violencia, como la vida misma.
Me arrastre por el piso succionado de luz, la habitacion de mi adolescencia donde se oyen nacer una y otra vez el comienzo de los discos de siempre
trate de pasear ilesa por estrellas y me confundieron con un cometa, la presion de ser querida por tantos me abrumo porque yo nunca supe cumplir con mi debido objetivo
cai a tierra nuevamente en la pileta que fui hundida por accidente aquella tarde aguada, tal como la angustia que proviene de la aceptacion forzada de una madre cuando sus hijos se alejan de su ciudad natal.
Me detuve en esas pocas noches de verano en que crei en mi juventud y descubri una llama dentro mio
descubrimientos milagrosos a traves de fantasias
como levantarte por el ruido de la tormenta y ver a tu amante frente al fuego con sus hombros dibujados por la luz que expulsa la llama que muere y nace a cada instante, dulcemente sin hablar te invita a sentarte a su lado con la mirada.
Los momentos que la mente se arrincona sola contra las olas, se cultiva la existencia liviana y las lagrimas brotan porque la vida conmueve cuando no se ve borroso
los caminos imposibles de sellar junto a un alma soltando la tierra
los viajes plagados de musica
los silencios que eternizaron momentos y crearon la redencion de la palabra
aventurarse en lo antiguo, esas noches llenas de letreros luminosos, colores como sinónimo de la vida, calles extensas y melancolias que solo existen en la pantalla grande. Alguien de alli una vez me dio la mano y asi sobrevivi.
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