el poeta que se volvió mi musa.

Mi mente te busca entre los recuerdos de aquella noche, desesperada busco tu piel por la necesidad de sentirte aún más cerca, como si el resto nunca hubiera existido y fueras el primero y el único que alguna vez lleno mi cuerpo con las caricias de tus labios, tatuando tu nombre en mi piel cada vez que la mordías por la lujuría que en tus ojos se reflejaban, incluso en la oscuridad se podía ver la sed de tus labios que buscaban apurados los míos mientras mis manos exigían tu cuerpo más pegado al mío, ninguno podía apagar el fuego interno que el otro provocaba, nos incendiabamos sobre las sabanas que se volvieron cenizas y sin quererlo, y sin buscarlo, mi cuerpo se volvió tuyo y tus labios solo pedían los míos.

Tus dedos quemaban sobre mi piel el deseo de sentirte cerca otra vez tus labios recorriendo mis lunares uniendo mis conteslaciones y la sed de ti que nunca logre saciar

Sus ojos tienen algo que mi mente hipnotiza cuando su mirada desvia y sus labios hablan la lengua de los antiguos poetas. mis pensamientos se alimentan de los deseos más oscuros cuando recitando me miran y mi mirada se fija en sus labios como la de un cazador listo para atrapar a su presa. es que el elixir de sus labios se volvió mi mayor adicción y recorrer su espalda con mis uñas, dibujando paisajes invisibles, mi nueva obsesión. la sed que deja ese último beso que me hace desearte una y otra vez, tu piel rozando la mía y mi mente se pierde en la lujuría que en mí generas.

Tus dedos recorrían las constelaciones que mis lunares formaban, pero tus labios, ¡oh, tus labios! ellos creaban sus propias estrellas, visibles solo ante tus ojos, cada vez que mi piel mordías dejando tu paso por ella para que todos pudieran ver, y tu respiración que se aceleraba por cada centimetro que recorrías de mi cuerpo desnudo solo para ti.