¿Está bien sentirme así,
tan mal que el cuerpo tiembla y quiere rendirse?
A veces pienso que no le intereso,
que podría soltarlo y dejarlo ir,
pero una culpa enorme me ata.
Es solo un niño.
Sí, de mi misma edad,
pero en su mirada hay algo frágil
que jamás podría romper.
No podría hacerlo,
no como lo hicieron conmigo.
Quiero cuidarlo,
verlo bien, verlo fuerte.
¿Por qué no puede hacer lo mismo conmigo?
Estoy perdida entre querer y amar,
¿esto es amor o solo el peso
de lo que ya no puedo desandar?
Hice demasiado para volver atrás,
pero aun así me pregunto:
¿por qué no puede darme mi lugar?
¿Quién cuidará de este niño roto
si lo dejo ir?
No es como yo quisiera, lo sé,
pero tampoco espero lo imposible.
Solo lo básico:
que me vea,
que pregunte por mí,
por lo que me gusta,
por las pequeñas cosas que soy.
No lo hace,
y eso me parte en mil.
¿Debería contarle esto?
Me aterra que solo se justifique,
que pida perdón y todo siga igual.
Porque no merezco esto,
¿o sí?
Yo lo he tratado bien, creo.
Solo quiero sentirme querida,
como yo intento que él se sienta.
¿De verdad me ama?
No puede ser que todos los hombres
sean cada vez peores,
aunque no puedo decir eso de él.
A pesar de todo,
lo quiero, lo miro
y sigue siendo ese pequeño niño
que quiero proteger del mundo,
de todo lo malo,
de todo lo cruel.
Él no merece lo que duele,
daría mi vida,
cada parte de mí,
desde las uñas hasta los órganos,
para que él jamás lo sienta.
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