I
Ahora estoy en todas partes
Estoy bajo la cama de los enfermos
Estoy en la lengua de los que rezan sin Dios
Estoy en la lágrima del que no recuerda por qué duele
Yo soy el oscurantismo
pero ya no como poeta
sino como evangelio
como horror que consuela
como deidad que sangra para sanar
pero nunca del todo
II
Estoy en el sueño de los adictos que no despiertan
Estoy en el cuarto vacío donde el eco es el único testigo
Estoy en el vomito de las confesiones
Estoy en el espejo que devuelve una cara rota
Estoy en el nudo de las lenguas que ya no saben rezar
Yo soy el oscurantismo
pero ya no como victima
sino como peste
como hostia envenenada
como el Dios que cura solo a los que se pudren bien
III
Estoy en la morgue de los que aún respiran
Estoy en el pasillo donde todos caminan sin saber si saldrán
Estoy en la oración que nadie escuchó
Estoy en la piel que no cicatriza porque todavía ama
IV
Yo soy el oscurantismo
pero ya no como loco
sino como cadaver que eligió quedarse
como anatomía de la fe desesperanzada
V
Yo soy el oscurantismo
como un Dios escrito con las cosas que no se pueden decir
Yo soy la sombra que sangra en la noche
la herida abierta donde muere la esperanza
el dolor que no sabe de olvido
la noche eterna que se arrastra en mi sangre
el Dios sin templo
el Dios de la ausencia y la locura
el apóstol de la sangre y las sombras
VI
Yo soy el oscurantismo
el testamento oscuro que nadie debe leer
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