El odio invade mi corazón,
haciéndome marear sin razón.
Creo tener la razón,
aunque las acciones son contradictorias.
Si el odio es tan malo,
¿por qué se siente tan bien en
estos momentos?
Mis puños se aprietan con cada palabra
que sale de tu boca,
volviendo mi visión borrosa.
Crees que debería soportar las heridas
que provocas con la daga en tu mano,
sin consecuencias.
Aguanto las ganas de golpearte,
incluso aunque me siento llena.
Años de palabras que guardé en el
fondo de mi cabeza,
buscando no recordar.
Secretos silencios que se
mantienen escondidos.
Busco sin razones un cambio de una
persona sin criterio propio.
Sos egoísta.
Escribo con la ira de recuerdos que
vienen fugazmente,
recordándome por qué te odio tanto.
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