Creo que toda historia que comienza en una abadía benedictina del siglo XIV merece una oportunidad.
Muertes inexplicables en el monasterio, pistas y frases cargadas de simbolismo, el debate constante entre la fe y la razón, muchos sospechosos, un libro... Todo sucediendo al mismo tiempo que se vive el miedo diario a la inquisición y la posibilidad de ser acusado de hereje.
Pero si hay algo que quiero destacar de este film, es el significado que encontré, o que creí encontrar, en algunas de las muchas oraciones significativas que se desatan a lo largo de la historia:
No todas las verdades son para todos los oídos.
La comprensión y aceptación de ciertas verdades pueden variar según la capacidad, la disposición o el contexto de la persona que las escucha. Tal vez no todos están preparados (o mejor dicho dispuestos) a aceptar explicaciones basadas en creencias sobrenaturales o inexplicables para la razón, y está bien, después de todo, no todas las verdades son para todos los oídos.
Sin unos ojos que lo lean, un libro contiene signos que no producen conceptos. Y por lo tanto, es mudo.
¿Cuantas cosas dependen de la interpretación humana para poder existir verdaderamente? ¿Los hechos necesitan ser entendidos y procesados por la mente para tener un sentido? ¿No alcanza solamente con existir? No quiero pensar ahora en la importancia de la interpretación racional para atribuir significado a la realidad, pero me quedo con la angustia de esos libros llenos de conceptos que nunca vamos a conocer, y qué están ahí... esperando existir, esperando ser.
La risa mata el temor y sin temor no puede existir la fe. Sin temor al demonio no se necesita a Dios y eso guía al mal camino.
Si la risa mata mis miedos, ¿para qué voy a creer en un Dios? Si no le tengo miedo a nada entonces no lo necesito. Pero qué cruel sería Dios si para poder elegirlo tengo que temer, y qué egoísta sería yo si por no temer entonces me creo capaz de todo.
De esta frase solo elijo quedarme con el hecho de que la risa puede disipar cualquier miedo. Y más allá de cualquier creencia, hay hechos que no siempre necesitan explicacion que hablen sobre un Dios o aboguen por una explicación científica, no cuando tenemos a nuestro alcance una herramienta erradicadora de todo temor y sensación de angustia, al mismo tiempo que accesible y humana; la risa.
En fin, nunca una película me había dejado con el culo tan lleno de preguntas. No tengo dudas de que las discrepancias en cuestiones religiosas (y en tantas otras áreas de la vida) son inevitables, y quizás nunca logremos ponernos todos de acuerdo. Pero al final, ¿qué tan importante es que lo hagamos? No sería más fácil aceptar que cada uno tiene su propia versión de la verdad, en lugar de querer imponerla a los demás?
Yo ni idea. Pero les dejo una mas:
¿Conocés algún lugar donde Dios se haya sentido a gusto?
Después de todo, capaz que es justo ahí, ¿no? en el punto medio de todas las contradicciones que envuelven la humanidad. Yo no creo que el tipo esté precisamente en un bosque, en una iglesia, ni en el cielo, ni en una copa de vino. Sino que capaz está ahí, en ese espacio equilibrado, en ese punto de intersección donde los polos opuesto chocan sí, pero no se hieren; conviven en armonía.
Ojo, en la copa de vino capaz que también...
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