¿Somos la imagen y semejanza de los ángeles y demonios, o estos toman la figura de nuestras sombras?
Cuerpos afines a la guerra, músculos ponderantes y simétricos, semblantes andróginos pero definidos. Muchas veces, cuerpos con caracterÃsticas meramente humanas. Y si bien los demonios fueron, posteriormente, reducidos a bestias humano-animales con deformidades y rostros espeluznantes, también fueron, en primer lugar, la imagen idealizable de la perfección: un ángel rozando la simetrÃa de un ser humano, hegemónico para nuestros ojos.
Grimorios y escritos bÃblicos que, redactados desde la visión humana, solemnemente repiten caracterÃsticas fÃsicas hechas estrechamente a nuestra imagen. ¿Pero en realidad qué puede creerse de esto? ¿Cuánto de la Biblia es fervientemente un hecho sin posibilidad de refutación?
¿Por qué, en mi opinión, temerle al rostro desconocido?
En realidad, los demonios son seres dotados de gran conocimiento, habilidades excepcionales en cualquier consigna o disciplina a la que se someta el ser humano. ¿Cómo esto puede aterrar?
Desde el terror se nos habla del miedo a lo desconocido, voces graves y estremecedoras, pactos que llevan a la ruina, e intransigentes teorÃas que solo apelan a la locura.
Dicho esto, lejos de ser como nosotros en primera instancia, sus figuras y semblantes no tendrÃan suficiente simetrÃa, dado que hablamos del plano astral, de lo nunca vivo; de lo que se encuentra más allá. Entonces, creo que serÃan una proyección, una estela, puramente un hecho energético. Nosotros, que si bien portamos energÃa, tenemos un cuerpo que nos da un determinado aspecto. Los ángeles y demonios, carentes de aquello, deberÃan tener una infinidad de formas.
Y en esta última parte, sostengo la teorÃa de que, en realidad, las figuras demonÃacas que se han presentado ante diferentes personas — a juzgar por los diversos discursos y narraciones— son representaciones, para mÃ, conforme a la sombra inconsciente de cada persona: aquello que tememos y reprimimos.
Le damos un rostro a lo indefinible, a nuestras proyecciones, y nos asustamos de nosotros mismos, de lo que aún no ha pasado y ni siquiera ha tocado nuestra puerta.
Los demonios y ángeles, en todo caso, son estelas. Y de tener una forma estarÃa lejos de ser nuestro reflejo, porque... ¿fuimos nosotros creados a su imagen y semejanza, o les inventamos una identidad, meramente porque lo relacionamos con nuestro propio terror y los conceptos inconscientes que llevamos dentro?

Gomez, M.
Ensayos psicológicos • criminológicos • filosóficos • literarios â—‹ Ensayos/Discursos PolÃticos
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavÃa, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión