¿Dónde...? ¿Dónde estaría El Negrito? La niña estaba solo, esas extrañolas avez se habían robada al único ser que podía traerla nuevamente a casa. Y ahora sin nadie que tan siquiera le hiciera compañía, se largo a llorar como la niña asustada que era.
Se dejó caer en sus piernas, La Mulata estaba devastado.
El sol se puso y llego la noche. De sus lágrimas caía agua salada que... Era demasiada, más de lo normal.
Finalmemte el agua se volvió levemente espesa, sin dejar de ser un líquido pero si lo suficientemente solida para grear una forma.
Ya cuando la luna estaba en su punta más alta, el agua de lágrima fue lo suficientemente grande como para interactuar con su creadora.
—¿Que...? —Mulata noto como el espeso líquido le tocaba la falda del vestido para que notará su presencia, cuando la niña dejo de llorar, noto al estraño ser. Antes de que siquiera pudiera asomarse por su creación, este avanzo hacia adelante— ¿Acaso querés que te siga. Pregunto. El agua movió su parte superior de arriba hacia abajo. Y siguió avanzando.
La chica que comprendió el mensaje al instante, la siguió.
Fueron casi 2 horas de marcha. Le daba miedo estar llendo a la nada, pero tampoco tenia otra opción. Debía seguir sus lágrimas. Que eran una parte de su cuerpo... De su ser... Extrañas en realidad.
Pues parecían que se movían sin rumbo, questa hizo vueltas sobre su propio eje algunas veces. También, noto que mientras más caminaban la espesa masa de agua se hace más y más pequeño. Lo que tenía sentído ya que mientras movía perdía agua ¿Porque iría en círculos? Estaba desperdiciando tiempo valioso.
Aún así la chica nunca debió la mirada de la criaturita ni un solo segundo, no fuera a ser que le perdiera de vista.
Finalmente no fue más que un monticulo de agua, que con sus últimos fuerzas rodea una roca y avanzó 3 metros más antes de desacerse.
Todo era una perdida de tiempo. La Mulata se dejó caer sobre sus propias piernas, exhausto. Era esperable, 2 horas de viaje sin descanso acaban con cualquier, más un niño. Coloco la cabeza en sus rodillas, estaba tan cansada, tan ambrienta, ran cesienta, ¿Que haría ahora?.
Miro para adelante abandonando la incómoda posición en la que estába, y... El claro predo en el que estaba antes había sido sustituido por la entrada a un bosque frondoso.
Pero miro más allá, entre las ramas y troncos, entre la madera y la tierra de bosque. Miro más allá... Y lo vio.
Era una figura femenina. Con astas como de venado adulto, ojos penetrantes y completamente negros. Un vestido de puras y largas hojas cubría su cuerpo y su tez pálida. Hacia que se viera hermosas pesa a sus rarezas. Se acerco a ella, caminaba lenta y calmada.
La Mulata no sabía que ocurría pero, no podía estar del todo segura. O al menos la chica no se sentía así.
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