Fueron cerca de 20 metros los que La Mulata cayó. Sin parar y aumentando la velocidad en forma cada vez más intensa.
Si grito hizo eco por toda la caberna. Parecia que la caída no se detendría nunca hasta que... Aterrizó en una superficie enorme y esponjosa.
—¿¡Estás bien!? Grito El Negrito con el retumbar de su eco en las paredes.
—ha... ¡Si...! Creo —exlamo mientras se levantaba con dificultad. Era difícil moverse en la masa en dónde estaba, la esponjosa pero gelatinosa superficie complicaba el movimiento. Cómo si fuera poco, está parecia contreras y expandirse una y otra vez— ¡está muy oscuro!. Dijo. Las lágrimas comenzaban a salir de su cara, había sido un absoluto error el emprender la aventura con El Negrito. Tania que volver a la casa con sus amos, ya no pediría ir a la escuela, solo quería que todo volviera a la normalidad.
De repente se iluminó todo el lugar, miro para arriba, un orbe cristalino de luz cayó lentamente como si estuviera levitando. Cunado estuvo a la altura suficiente lo agarro.
—¡ese es un orbe luminoso, te ayudaré a ver! ¡Iré para donde mi pueblo a traer una soga o escalera o algo para ayudarte!. Exlamo Gumbau.
La niña estaba por responder con palabras de agradecimiento, más. Ese momento gracias a la luz que le daba la esfera. Pudo ver el piso donde estaba... Y supo por que se movía... Estaba en el estómago rojito de una criatura extraña.
Le iluminó la cara, tenía bigotes de piel y un osico como de vaca. 45 ojos cerrados y una única antena en el centro de la cabeza. Aparte de esto tenéis un cuello de almenos 5 metros de largó.
—¿Que... Que... Que es éso? Su cuerpo se quedó paralizado. Estaba por encima de una criatura que no conocia, pero que tenía aspecto amenazante y que fueran sepa Dios cuentos metros más grande que ella no era algo que calmara su terror.
—¿¡Y ahora que!? Pronicio el elfo que había escuchado el cuchillo de la niña.
—¡Un mounstro!. Se tropezó con sus propios y cayó sobre el estómago del mounstro.
Jadeaba aunque no estaba cansada, el ser hizo un ligero ruido, se rascó con su gigantesca mano de 3 dedos y uñas grandes. Después puso su cuerpo en la poción de antes.
—¡Voy a bajar, a ver de que se trata!
Y El Negrito salto al basio del abismos cayendo a la brevedad con mucha más sutileza de lo que le niña lo hizo.
—moustro, moustro. Apunto mientras susuraba esa palabra con una cara de terror extrema.
El Negrito lo observo. Aliviado.
—Hay, pensé que era algo graba. Mira este es un dragan. Mientras lo dejemos dormir y nos vallamos cuanto antes el no nos hará nada. Dijo calmado y con una gran sonrisa.
Cuidadosamente bajaron los 2 al mismo tiempo del estómago del dragón. Pero, escucharon un extremo sonido en sus pisadas, también. La sensación era extraña.
—¿Que pasó? Pregunto La Multa.
—prestame eso. Dijo El Negrito arrebatando el orbe con fuerza. La Luz dió contra el piso y... Era el oro.
Los 2 se quedaron viendo las piezas que relician con gran fuerza. La Mulata Jadeaba mientras que El Negrito comenzó a reír a carcajadas.
—¡El oro! Exlamo los 2 al unisono. Era motivo de celebración, el duende comenzó a hacer un extraño baile de su tierra natal de Tankemonion. Mientras que la niña solo daba saltos de alegría al ritmo de "hura, hura".
Era increíble, era, era... Demaciado ruido.
—¿Que están haciendo ustedes 2 aquí? Dijo el dragón recién despertado. Con sus 45 ojos bien abiertos delatando su color rojizo y soltando un ligera gruñido.
—Mano. Ordeno El Negrito, la chica le hizo casó. Acto siguente le agarro la parte del cuerpo con fuerza y con un gran salto esquivo la llamarada de fuego que soltó el dragón.
Este se lavan en cuatro patas. También tenía alas que no se notaban antes ya que estaba en su espalda.
—¿¡Y ahora que hacemos!? Grito la chica desesperada mientras el duende comenzaba a abrazarla.
—¡Esto puede salír o muy bien o muy mal, de cualquier forma solo hay una forma de saberlo! Dijo antes de arojar la esfera hacia arriba de su cabeza.
Luego cuando estaba cayendo y el dragón volvió a tirará fuego. El Negrito, uso la misma magia de rebote que había usado para hacer rebotar a La Mulata. Solo que está vez, si tuvo éxito.
Salieron disparados hacia arriba, con gran velocidad. Hasta que finalmente llegaron a la parte donde estába la puerta para salir.
Se acomodar allí como pudieron para luego dejarse caer en el piso.
—¡Por Dios! —dijo La Mulata— pensé que no la contábamos. Confesó cansado.
El elfo comenzo a reír.
—Esto es genial. Ya se dónde está el oro ahora tengo que negociar con el dragón, y podré llevarme el oro. Dijo emociónado.
Ella lo observo unos instantes.
—al menos te lo tomas con optimismo, eso me gust de ti. Comenzo a reír de satisfacción mientras soltaba unas pocas lágrimas de alivio.
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