Soy el monstruo del rincón, ese que nadie ve, pero todos notan,
el que escucha a todos pero no le habla a nadie
Ese monstruo que teme decir lo incorrecto
que le da miedo abrir la boca
para otra cosa que no sea beber de su vino.
Está ahí sonriente y relajado,
pero por dentro tiembla,
tiene ganas de vomitar
o gritar para que alguien lo vea y se compadezca
Ese monstruo tan torpe que puede volcar cualquier cosa,
que no es fotogénico,
tampoco hegemónico.
El pobre monstruo flota en su ropa,
aún así se siente el más gigantesco del lugar.
Le encantan sus prendas,
pero siente que lleva un tonto disfraz.
Nada parecía tener sentido,
lo único perfecto era el maquillaje,
que cubría la angustía y la incomodidad
Pobre monstruo, tan solo
imaginando que no está siendo humillado
La vulnerabilidad es su peor enemigo,
y el no agradar su mayor miedo.
Soy ese monstruo que no pertenece,
pero aún así canta, baila y sonríe,
el monstruo que ama, complace y vive.
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