El mito que justifica la injusticia

Nos quieren hacer creer que “el otro se lo merece”, que está bien que unos tengan de sobra mientras otros no tienen nada. Eso es mentira. Y lo repiten tanto que parece verdad, pero no lo es. Es el relato que usan los de arriba para justificar la injusticia, para que naturalicemos que haya ricos obscenos y pobres desesperados.

La meritocracia es el cuento preferido de los millonarios. Nos dicen que todo depende del esfuerzo, que si querés podés, que si no llegás es porque no hiciste lo suficiente. Pero la realidad es clara: nadie se hace rico trabajando ocho horas por día. Nadie se convierte en millonario con sacrificio honesto. Se hacen ricos heredando, especulando, explotando, parasitando del trabajo ajeno. Y a los que sostienen el mundo con sus manos, los condenan a la miseria.

¿De verdad alguien puede decir que el que nació con apellido, con herencia, con contactos, merece más que la mujer que se levanta a las cinco de la mañana para limpiar casas? ¿Merece más que la maestra que forma generaciones enteras? ¿Merece más que el enfermero que sostiene hospitales destruidos? No. Eso es mentira.

El sistema está armado para que siempre pierdan los mismos. Para que el pobre crea que la culpa es suya. Para que miremos a los ricos con admiración, como si fueran genios, en lugar de verlos como lo que son: privilegiados que se benefician de un orden injusto.

Si la meritocracia existiera, los albañiles, los docentes, los médicos, las cocineras, las madres que crían solas serían millonarios. Porque no hay esfuerzo más grande ni trabajo más necesario que el de ellos. Pero en este mundo, el esfuerzo real no se premia: se castiga. Y los que nunca trabajaron un día de verdad se llaman a sí mismos “ganadores”.

Lo más perverso de todo es cómo logran que incluso nosotros repitamos su discurso. Que miremos a alguien con todo y pensemos: “bueno, se lo ganó, yo no hice lo suficiente”. Eso es lo que quieren. Que nos culpemos a nosotros mismos, que aceptemos la desigualdad como natural, que nunca miremos hacia arriba para señalar a los verdaderos responsables.

La meritocracia es algo que inventaron los privilegiados para justificar la miseria y la desigualdad.

nadie merece más por nacer con más. Nadie merece lujos obscenos mientras al lado alguien muere de hambre. El que diga lo contrario, miente.