El sol abrasa mi cuerpo
las nubes aparecen llenas de viento
y junto a ellas vuelan cada uno de mis pensamientos
el mar ruje y yo solo escucho calma
-
el vaivén de las olas me enseña que en los finales también se hallan comienzos
baja la marea y una parte de mí se esfuma como la espuma en la arena
cuando sube trae consigo un sinfín de posibilidades
-
miro con recelo como mis huellas desaparecen en la orilla
y a lo lejos un barco en medio de un torbellino de olas enajenadas resiste
mi piel se eriza con el frío que la abraza
y como un eco de un grito silenciado
recuerdo
una tierra vibrante donde un corazón enérgico galopaba sobre unas llanuras resecas
fue abandonada, despojada, olvidada
no quedaron cimientos de lo que un día fue ilusión
un sueño arrebatado en medio de una noche gris
-
mi tierra ganó y perdió vida con su presencia
su partida la convirtió en un desierto
y con la paciencia que mis manos aquellos días le obsequiaron labré mi tierra
así como se arrancó de mí
observé esta herida supurar hasta convertirla en flor
-
la pena ya no me habla con su voz
su fantasma dejó de acecharme la noche en que lo exorcisé recitando todos los antónimos de su nombre
a su ausencia le regalé un boleto de ida hacia mis recuerdos
va sentada en la primera fila del tren al pasado
no existe el olvido en mí
pero no nos recordaré cuando la nostalgia me invada
-
el mar me habla y en él encuentro calma
ahora una tierra cubierta de pastizales verdosos
espera serena mi regreso.
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