Hoy el mar escasea
Su infinitud nos ha sido robada
La potencia de su oleaje
Está misteriosamente en calma
Su salada magnitud desapareció
No hay rastros, ni en la piel, ni en la boca
El vaivén del arrastre hoy está quieto
Ahora, cuando más necesitamos que nos lave
A lo lejos, el espejo del cielo está opaco
Se ve tan difuso al horizonte
que podría ser cemento puro
Y no nos daríamos cuenta
Nunca nos hizo falta el mar,
al que tantas veces despreciamos
Por turbio, por frío, por salvaje
Con miedo a lo que se lleva
Pero también a lo que traerá
Hoy el mar está mudo, agotado, cobarde
Ya sus olas no nos revuelcan
Y ni siquiera sabemos cuánto lo vamos a extrañar.
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