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El llamado del mar

Feb 22, 2024

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El llamado del mar
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El llamado del mar

I

Voy ante la luz

como un ciego que tropieza con la nada

y apenas puedo verte así, medio dormido, medio indecente

cuando en la arena a mi costado estás tú

el confidente de todos esos sueños raros, imaginados.

II

Entras en mi como si me contaras un cuento

con el ímpetu de la espada que ayer pudo matarme

y mañana fuese la llama que me fecundará

entras así, siempre macabro, sediento, ¿qué se yo?

y te dedicas a jugar

a perderte entra las brumas

como el eterno demente de los juegos y el placer

al tirarles piedras al hogar

a las fieras,

al deleite

a digerir uno por unos los cruentos legados del ayer.

III

Vas y te mojas los pies

no soportas el calor, esa inapropiada medida de la fatuidad

las olas te ven y no saben nombrarte

porque de ti nada saben

no saben que tras de ti nada queda,

en conclusión

sólo yo te conozco bien

quizás deba decir mejor

pero soy como un púgil en la esfera debilitada de tu sombra

redonda sentencia que brinda el amor

buscando siempre la manera de explorar tu rostro,

tus recuerdos

de alojarme en esta memoria salada y conseguir el dictamen final.

IV

Y es que siempre miro tu cuerpo enarbolando esa inconsistente luz

y esa diadema enorme, esa que tienes en medio del pecho como un candil

como la oscura obsesión que venero y me mata

y no lo dudo, sé que es una tentación permanente

y entonces te quedas dormido bajo el sol abrasador

tan cerca de mí que casi puedo saber qué es lo que sueñas

y ya no están las brisas,

                                       ni siquiera los cantos,

                                                                              apenas está el color

y siento, entonces, como este Mediterráneo de cuentos y de trasiegos

te vuelve a llamar.

V

Cuando he logrado apartarte

siempre que dejo de jugar con tu pelo

con tus ojos, con tu sien

nada percibo de ti

nada me gusta menos de ti que no sea ese sonido incierto del Mediterráneo

clamando por los dos

de esos raros momentos en que me atrapas en el circulo incierto de tus temores

y haces que recuerde esta playa vacía, tan sola de fantasmas y de gaviotas

siempre como un sueño recurrente

un pedazo de letargo que se repite y que se esconde

ante la serena naturaleza de tus pies mojados

de tus dedos uniformes

¡ah! muchacho del candor impío

muchacho de las tardes en el Mare Nostrum

de las marismas húmedas y de los peces muertos

atrápame en tu pecho y en el olvido

porque desde el olvido

siempre sabré llamarte.

 

 

 

Yom Hernández

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