El lago sin su cisne

Una mañana nublada un cisne llego a un lago nuevo, al adentrarse descubrio que estaba lleno de parejas que danzaban en torno al amor, el cisne solo observaba, solo, en silencio.

El cisne nadaba solo, pero estaba bien, o eso queria que creyeran, ¿que cual era verdad? Ni el mismo cisne lo sabia.

Pasaron años para que el cisne un día de primavera la viera, tan solitaria como el cuando llego, con miedo, con nervios, con dudas, tomo valor para acercarse a ella, ambos se miraron, sin saber quien da el primer paso, el cisne estaba muerto de miedo, por lo que, sin pensarlo dos veces ella se acerco, enrollo su cabeza y cuello con la de el, sus alas hablaron por si solos, y danzaron, tal como el siempre habia anhelado, como siempre habia soñado, crearon su propia danza, y no tenia que ser como la de los demas cisnes, no, era un ballet tan puro que salia de sus almas.

No muy tarde los demás cisnes se dieron cuenta de esto, y el cisne igualmente noto que los miraban, aun así no dejo de danzar con su amada, no comprendia porque lo miraban con ojos tristes, cristalizados estaban, tal vez sea porque en ojos de los demás el cisne danzaba solo, no había cisne el cual danzara con el, porque tal vez y solo tal vez, algunos cisnes creen bailar con alguien más para afrontar su soledad.

Pero no quiere decir que estan solos.