Prefiero asomarme por la brecha hacia el futuro,
y vivir allí, absuelto de todo malestar,
vivir en la posibilidad y la comodidad de las ilusiones,
en el futuro donde me consagraron
como soberano dios,
nada me toca,
nada me hiere,
vivo en el futuro sin ganas de regresar,
mundo invocado de mis tristísimos anhelos,
mundo de azules claveles
y estrepitosos mares,
hundido, o, mejor dicho, escondido
entre soberbios valles,
lejos del alcance de toda bestia inicua,
lejos del caos,
de la frustración
y de los temporales.
Me obsesiona vivir en el futuro,
en lo no acontecido,
maña de aferrarme a un poco de esperanza,
capricho de poder controlar o hacer añicos
cada posible escenario,
cada posible desgracia,
porque en mi cabeza todo está escrito,
no hay nada que escape
la profecía de mis poemarios,
o mis ideales, por antonomasia.
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