El flautero
José amaba la música. Siempre soñó con tocar algún instrumento, más no sabía cuál, hasta que una tarde, deambulando entre los quebrachales de la selva, al escuchar el armonioso canto de los pájaros encontró la respuesta: la flauta... Ese, sería el instrumento con el que podría imitar los sonidos del monte que tanto amaba; y también el del viento cuando jugueteaba entre los naranjales.
Con mucho sacrificio compró una pequeña flauta que aprendió a tocar con el O, purajey, ba* del pueblo. Tanta era su pasión por la música que, poco tiempo después, ya andaba tocando por los bolichones, por los pueblitos costeños, y también en todas las patronales y fiestas de santos de todo Paraguay. José era feliz por compartir su música y por ganarse la vida con ella. Tan bueno era tocando la flauta, y tanta pasión ponía en su música, que los pueblerinos lo apodaron «El Mimby»: El Flautero.
Un día, la codicia de los poderosos posó sus ojos en el paraíso, y la tierra de El Mimby fue asolada por una guerra tan impiadosa y brutal, que la gente llegó a pensar que Ñandejara* los había abandonado. Los pueblos fueron arrasados, su gente muerta o prisionera, y los lugares donde El Mimby compartía su alegría con la flauta, fueron clausurados por orden de los Añas* que, venidos de Argentina, Brasil y Uruguay, al entrar al Paraguay, destruyeron todo a su paso.
Al no quedar lugares para tocar, El Mimby tuvo que trabajar de cualquier cosa para poder subsistir, y por eso, solo tocaba su flauta en los pocos momentos en que podía ir al monte. Una tarde, unos Añas borrachos, enterados de que José era flautero, fueron a buscarlo a su casa para llevarlo de prepo* hasta el campamento para que divirtiera a la tropa. Como se negó, en represalia recibió una tremenda paliza y luego fue arrojado inconsciente dentro de un zanjón. Cuando volvió en sí, el dolor de su magullado cuerpo no fue nada comparado al dolor que sintió al ver rota su flauta en mil pedazos. Nunca más pudo tocar. Su único consuelo fue oír el canto de los pájaros, cuando, al caer el sol, cantaban dando saltitos entre las ramas de los árboles del monte.
Glosario:
O, purajey, ba: músico
Mymby: flauta, flautista
Añas: Diablos
Ñandejara: Dios
Prepo: por la fuerza

Roberto Dario Salica
Roberto Darío Salica Escritor de Córdoba, Argentina. A la fecha, ha publicado cinco libros, uno de cuentos para niños, poemas, relatos de la infancia y de relatos fantásticos.
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