Se vistió
se maquilló
subió una foto a Instagram
alguien le puso me gusta
cerró los ojos
respiró profundo
la perfo ya estaba ahí
que paja
vivir en un mundo
de plástico
en dónde la verdad
depende de que tan buena
sea la IA
se paró
caminó
su subió al Uber
discutió en X
subió un vídeo a Tiktok
entró a Tinder
¿Dónde está Dios?
es culpa de Nietzsche
por proclamarnos
deicidas
el hombre
no puede estar en el centro
porque su propia imperfección
se lo niega.
llegó al bar
vio a su amiga
esa sonrisa
una notificación
¿Tenés lo que querías?
el silencio
impúdico.
Vuelve a su casa
escuchando Spotify
prende Netflix
escribe en el Drive
se pelea con Chat GPT
su vida está signada
por el algoritmo
entonces
¿Dónde está Dios?
Dios ha muerto.
se alejó de lo sagrado
para caminar
a lo infinito
de una rutina hecha a su medida.
¿Contra qué se revela?
¿Por qué se revelaría?
si todo le está dado.
Significantes vacíos
repletos de insignificancias
en una vida performática
que se asume especial
protagónica
pero solo es
un personaje secundario
que el algoritmo necesita
para crear otro prompt
un poquito más humano
menos binario
quizás sacro
la IA es un vampiro
al que le entregó
orgánicamente
su sangre.
Dios vive
pero ella murió
muerta la humanidad
¡Viva la máquina!
ya no hay héroes
solo programas
programados
para programar
sus programas
rutinarios.
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