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    El esclavo.

    Dolbach

    Abr 21, 2025

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    ...

    Stico.

    Ser esclavo puede ser una elección, pero en general se es a la fuerza, así como ahorcan.

    Ya lo he escrito otras veces, pero me ha venido a la memoria esa película de Armiñán, creo que infravalorada, y de ahí a este decir, un pensamiento.

    Un esclavo bien tratado, sin carencias ni violencias, es como un perro al que se quiere y solo se le pide compañía. Un modo de buena vida para quien no tenga ambiciones ni deseos ni pretensiones. Un estoico, quizás. Pero siempre está esa espada del giro inesperado, de un cambio de carácter, de la desaparición del amo.

    A la tumba de algún dueño va su perro cada día porque lo echa de menos. Quizás el nuevo no sea tan buena gente.

    El caso es que si se elige desde la libertad ser esclavo, y hay quien se hace amo en esas condiciones, la conformidad será de agrado para las dos partes del negocio. Luego está la conformidad no elegida que funciona tan bien en la sociedad actual.

    Es este un modo de esclavitud que tiene todas las ventajas para los esclavistas y ninguno de los inconvenientes.

    El esclavo, cualquier asalariado, autónomo, funcionario, empleado... Cualquier trabajador, no es consciente de su situación de prisión incondicional. Puede salir a la calle y tiene libres los fines de semana, y vacaciones un mes al año. Libertad para sus cosas ocho horas al día y otras ocho para dormir. (Esas cuentas no salen así en muchos casos, pero pongamos).

    En tres partes dividió el Poder el día (a su pesar en principio, pero le salió bien). Y como solo una de ellas era para el trabajo, el hombre se sintió libre: "Habrá que trabajar. Habrá que hacer rico al amo".

    Pero dormir no cuenta como tiempo libre, somos esclavos del sueño.

    Y en las otras ocho horas, comer, ir de aquí para allá sumergido en los atascos, acercarse al banco, inseguridad en la ventanilla de la delegación de Hacienda, de Tráfico, de cualquier negociado, hacer cola en la caja del super tras el rato de transitar los pasillos de estanterías para elegir en qué gastar del salario.

    El salario no da para mucho porque el empresario tiene unas necesidades caras. Y son caras las básicas necesidades del pobre de vecindario: casa, coche, electricidad, comida, tele de pago...

    Es lo que tiene ser esclavo moderno, que como las grasas saturadas en el bollicao, el personal traga inconsciente todo el veneno que cae en el plato. Y los telediarios.

    Y nos pillará sin confesar.

    Historia de uno de tantos.

    Dejé de luchar por mis derechos y acepté lo que el amo quiso darme.

    Sin derechos no pude ante el abuso rebelarme.

    Perdí mi trabajo porque el derecho ya no estaba de mi parte.

    No pude pagar la deuda y el banco sí tuvo derecho a echarme.

    Sin casa, la calle fue mi cama y mi váter.

    Sin comida, fui uno más en las colas del hambre.

    Hoy me dicen mantenido. Me desprecian por no haber sabido valerme por mí mismo.

    Y yo me siento culpable.

    ...

    Cada eslabón de esa cadena es más grueso e irrompible que el anterior. Así, llega un momento en que es imposible la libertad. Esa de la que alardean quienes fabrican esos hierros.

    Es muy difícil librarse de estas condenas, porque se asume el Sistema como único modo razonable. Eso nos venden. Eso nos inculcan. Asi nos adoctrinan desde la escuela.

    ¡¡¡Aprueba tu examen!!!

    No nos permiten valorarnos, buscarnos, aceptarnos, y caminamos a expensas del juicio ajeno y atrapados en la dinámica inexcusable de ganar dinero para poder endeudarnos y necesitar ganar más dinero para poder pagar la deuda.

    No importa nuestra vida, nuestro sueño, nuestra inercia, nuestro deseo. Haz lo que toca. Lo de ser feliz, para luego.

    Y es que, tragar, no debería ser una opción. Ni la primera vez.

    Galeaneando:

    Jugaban un partido

    el equipo más grande contra el más chico.

    Los muy importantes contra los muy nadies.

    Al saltar al cesped,

    de ambos bandos se persignaban,

    miraban al cielo pidiendo fortuna para aquel trance.

    Y la buena suerte llovió, como siempre, para los grandes.

    Como siempre.

    Nunca hay suerte para los nadies.

    ...

    Estómagos enjambre. Hambre.

    Pájaro muerto, huesos de alambre.

    Pluma a pluma se desnuda a la flor.

    Lágrima a lágrima se sufre el dolor.

    Es inútil perseguir lo imposible.

    No es tan raro perder un imperdible.

    También nos puede pasar.

    Dolbach

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