Pero somos los monstruos de Frankenstein que nosotros mismos creamos,
eligiendo las partes de nosotros que queremos ser,
mientras cargamos el peso de las que quisiéramos poder dejar atrás.
Somos discípulos de la creencia de que
el amor no existe,
porque nadie nos recordó que
nuestros corazones no quedaron olvidados en el laboratorio.
Y somos espejos rotos,
condenados a mostrar reflejos distorsionados unos de otros.
Podemos ser hostiles al principio,
pero solo porque nos encontramos
en la desafortunada circunstancia
de nuestros yoes inescapables.
O seguimos creyendo que somos monstruos,
que eventualmente aprenderán a amar,
o consideramos el hecho de que
nunca lo fuimos,
y supimos amar desde el principio.

andrómeda
Pensamientos que me atraviesan a la madrugada, mi escritura es mediocre, este perfil tiene como único fin el desahogo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión