¿Qué pasa cuando las palabras son recortadas al máximo? ¿Por qué los contextos no son todo? ¿Y si se pierde la escénica de tanto cortar?
De-tan-to-cor-tar, cambiar, reacomodar y ya no es el texto, perdió su alma, su complejidad de ser.
De-tan-to-cor-tar ya no se sabe a dónde parar.
¡Pará! ¡Hasta ahí! Me vas a dejar sin ser, sin verbo, sin nada.
Hay correcciones necesarias, guías del aprendizaje o del redactor que entró por parentesco y, sin un editor, su creación no existiría.
Sin embargo, hay "editores del mal", como vi en un scketch alguna vez... Creo que de Guille Aquino.
Ese "editor del mal" vive a la servidumbre de quién paga: recorta, opera y/o modifica sin escatimar, por dinero. Dinero, guita, tarasca, villulla, poder.
El poder de los de arriba que ponen de rehén a las palabras. Un secuestro extorsivo y cómo rescate obtienen la publicidad o su prensa.
Tienen hambre, muestran los dientes entre sus cachetes obesos y llenos de grasa. Una materia putrefacta que atenta contra la real expresión.
Los regueros de tinta no se reabsorven, siguen allí y se convierten en mugre. ¿Que el periodismo está sucio? Dejá que te lo aclaro.
Aquellos que ocurrió, no importa. La noticia que merece ser contada como verdad absoluta, pierde su interés. Mientras más ideología, mejor.
"Viene de arriba", "tuvieron que ticar el texto porque necesitamos que diga -o suene- de tal manera".
Dejá, hacete vos la nota, contá tu propia historia, si nadie busca la objetividad.
Quizás, sólo estoy enojada porque me editaron la nota :)
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión