el domingo

como si todas las deidades hubiesen destinado un día para la pena

un día para sentir exclusivamente el peso de las ausencias

un día en el que las soledades toman el papel protagónico de una obra que poco se ha tratado de ellas hasta hoy,

como almas en pena que sufren en el purgatorio esperando ser liberadas

como cuando se rompen las democracias y los poderes se asumen de forma autoritaria frente a un cuerpo que perdió toda soberanía

porque un día como hoy mi cuerpo deja de ser mío para pasar a ser habitado por el recuerdo de todo lo que ya no existe

manejado al libre albedrío de la memoria

que hace conmigo lo que le plazca

y yo me resigno a disfrutar de la dulce nostalgia

preguntándome si ella también

te habita a vos