El discurso de la Faraona, by Nerea.

Las redes sociales y las plataformas son espacios donde no sólo se consume contenido sino que se crean diferentes códigos de comunicación. Se forman dialectos digitales para cada red social y cada nicho de consumo construye un vocabulario propio. Dentro del vocabulario femenino -por el consumo de Martin Cirio- nacen figuras arquetípicas tipo meme: La Tati o Tatiana -una mujer que se hace la buena y termina sacandote el marido- y Nerea - una mina una inutil-. Son personajes imaginarios que, con humor, encarnan estereotipos de género de forma crítica, pero detrás de la gracia se esconden discursos misóginos que al estar soslayados por el humor refuerzan discursos misóginos de forma eficaz y desembocan en que la mujer está mal hecha.

Una vida que se crea a través de pantallas, las 24 horas del día conectados en redes sociales, creó distintos tipos de producciones de los usuarios, como los memes. Estos son unidades de información y pensamiento que no sólo comunican ideología, sino que tienen la facilidad de viralizarse en pocos segundos. No imponen temas pero esconden narrativas ideológicas sobre lo que ya está impuesto. Es una forma que tenemos los usuarios de posicionarnos frente a un tema con un sustento débil. La figura meme funciona como un código, no necesita demasiada explicación ya que si mencionamos la palabra Tatiana, ya sabemos a que se refiere -si pertenecemos al nicho de Cirio-. Pero lo que a simple vista parece una forma irónica, en realidad profundiza el estereotipo femenino sexista donde perpetúa la rivalidad entre mujeres, el juicio sobre la sexualidad de cada una y el foco siempre está en el accionar femenino y no masculino. Siempre es Tatiana, no Tatiano, algo similar pasa con la palabra puta,  en masculino no funciona de la misma forma. Tatiano no funciona en este caso. 

En este sentido vemos como el consumo de Martín Cirio crea a través del humor narrativas discursivas que se tornan misóginas, por más de que él forme parte de la comunidad LGBT -dicen que es nuestro Bananero-. Martín Cirio se dedica a hablar sobre la farándula, por lo cuál, cuando ocurre el Wandagate, nace el nombre de Tatiana para referirse a la China Suarez: una mina que se hace la mosquita muerta y después termina sacandote la pareja. Si vamos a los comentarios de la última publicación de la China podemos leer lo siguiente: “Disfrutando con marido ajeno, en casa ajena, con cosas ajenas”, comentá _micacastillo, “La moncha más fácil de argentina” dice alexpo.ce, o tamiviejass proclamá “Aquí botón AntiTatiana”, tres comentarios entre los 18mil que recibe en sólo una publicación. Por ende, lo que parece un chiste entre usuarios, genera una situación de desprecio masivo hacia las mujeres, el uso diario de estos códigos y formas de lenguaje lo único que fomenta es la rivalidad y el continúo odio hacía las mujeres, y no son hombres quienes le comentan a la China Suarez, sino las mismas mujeres: enfatiza e internaliza una rivalidad entre nosotras. 

Un caso similar pasó cuando Griselda Siciliani blanqueó su relación con Luciano Castro en un contexto donde Griselda fue la tercera entre él y Sabrina Rojas. Así fue como la actriz de Envidiosa estuvo en boca de todos los consumidores de La Faraona con el mismo apodo. 

Pero acá se perpetúa mejor el discurso misógino, ya que la figura masculina de esta tríada salió obsoleta. Fue Griselda la tildada de Tatiana pero no hubieron comentarios sobre el accionar de Luciano Castro quien al fin y al cabo es quién es infiel.

Hace unos años era lo normal que una mujer haga catarsis frente a la mujer que le puso los cuernos y no con su pareja, pero fue un discurso que, con los movimientos feministas, poco a poco llevó a que el enfoque del enojo sea hacía el hombre que acciona. Pero hoy, frente a una sociedad de consumo virtual que realiza figuras retóricas y estereotipadas de mujeres se vuelve a cambiar el foco de discusión, más si es mediático. Estos personajes no son solo chistes, son formas de reafirmar lo que está permitido o castigado en las mujeres. Y, por más de que sea irónico, cómo analiza Freud, detrás de cada chiste se oculta una verdad.