mobile isologo
buscar...

El día en que morí

Ali#63

Jul 8, 2024

128
El día en que morí
Empieza a escribir gratis en quaderno

El día que te dejé procuré afilar mis cuchillos sustrayendo el momento cuando dije que eras una daga. Aquella frase toma significado hoy más que nunca. Yo sigo siendo la sangre anclada, oxidada en el filo, bajo el agarre de unas manos que se morían por tocarte. Oculté mi corazón. Obturé el reflejo vivo de una noche en que cantamos tonadas infantiles contra el micrófono mientras reíamos y derrochábamos amor -como al final de cada velada-. Preparé mis órganos internos para que recibieran el impacto de tu descuido, escribí en cursiva sombreada que si fallaban, todo en mi sistema fallaría también: averiar el hígado a punta de malos recuerdos, así le doy tu nombre a la causa de mi muerte.

El día que te dejé intercambié esas memorias por el odio. Era un juego asfixiante. Implicó ahogarme bajo presión. Subsistieron solo aquellas que reventaban, esas de color negro que te hubiese encantado quemar porque denotaban un amor deteriorado, desencantado, egoísta, y manipulador. Me olvidé de amarte un poco más. Sabía que lo dejaba todo, incluso los momentos donde me saboreé tu boca en el paladar, con la mente preguntándose a qué sabía todo ello, ¿a qué sabría tocarte? ¿a qué sabría una noche con mis manos en tu cuerpo? Lo abandoné todo.

Salir a la calle simbolizaría ver el mundo con los ojos de la derrota en todos esos rincones donde se ríen los fantasmas nuestros que yo tanto adoraba presenciar. No había vuelta atrás -no quiero correr hacia atrás-. Fue un plan milimétrico el que creé, con una bomba que descifraba los circuitos de tu voz detonando mis pesares, y cada noche de gritos bochornosos, de palabras vergonzosas, de lágrimas lastimeras, su cableado solo respiraba como un corazón mal herido que apenas latía bombeando chispas a sus últimas arterias, sosteniéndose a la vida con la carne árida, emitiendo un ruego en cada pálpito. Lo premedité, te confieso, cavando tumbas y sepultando a los muertos mucho antes de ser identificados. No fui yo quien apretó el botón, después de todo, el día que te dejé no será nunca parecido al día en que decidí dejarte.

La bomba explotó. Nuestras manos temblando, no quedó el escombro ni la sombra donde se acumulaban los pactos de nuestras siluetas. No quedó nada, mi cielo, ni el cobijo de la noche, ni el llanto seco que se agarraba a la garganta... ¿Nada queda atrás? ¿Perdemos esos días donde jurábamos que ahí estaba todo? No queda nada, lo juro, solo un día triste con la respiración ardiendo en las llamas de lo que teníamos, solo un líquido insípido derramándose sobre el concreto, solo tu voz y la mía suspendidas en la grabadora. Como la tarde vacía de un domingo, como los huesos que se quiebran entre el calibre de una bala.


Ali

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión