El descanso llegará.

...

Tan incierto y tan seguro todo.

Morirá el Papa, pero se rezan rosarios para que no muera. Bien está, no me entiendan mal, que un rezo, por muy redundante y cansino, no hace daño a los trigos.

Morirían los ancianos de las residencias y de ahí el protocolo Ayuso. ¿A qué emplear recursos en paliar dolor o en intentar salvar lo que, más pronto o más tarde, no tiene salvación? Un rosario sí (aunque algo haya que pagar al párroco), pero otra cosa no.

La guerra, con las razones que quieran argüir (mentiras siempre), es una derrota de la paz. Y siempre mueren en ella los de siempre. Todo tertuliano que se posiciona a favor, no piensa en ir al frente, no piensa en mandar a su hija ni a su hijo, ni a ese sobrino que tanto quiere. Alguien irá, allí, mientras yo río caliente.

Dinero para matar y morir. Nadie hay entre los expertos opinadores oficiales que pregunte de donde sale el montante necesario, el dispendio extraordinario. Siendo para una guerra o rescatar a la Banca... Ahora bien, si se pretendiera aumentar presupuestos de Sanidad Pública, Servicios Sociales, Educación, un ingreso mínimo vital de carácter universal, subir el salario mínimo... Ahí sí que habría argumentario en contra. Mejorar la vida no merece invertir recursos, una guerra, sí.

Rusia podría y debería ser un amigo, un aliado, un cómplice, pero los mandatarios europeos, al son que tocan los mandatarios estadounidenses, prefieren que nuestro poderoso vecino sea el coco malvado que come niños crudos. Eso alimenta muchos negocios.

Con lo bien que esos grandes empresarios del mundo saben hacer dinero con todo, ¿Por qué han de hacerlo a costa de que todo nos vaya mal?

Ahí las empresas armamentísticas necesitadas de conflictos bélicos; las farmacéuticas necesitadas de enfermedades crónicas; las energéticas necesitadas de un consumo gigantesco, desmedido, innecesariamente exagerado.

Ahí las grandes empresas de divulgación de información. No se trata de contar la verdad, toda la verdad, sino de intoxicar a la gente con lo que al Poder le conviene que crea.

Y el veneno nos tiene enganchados a pastillas que no sanan, solo calman; nos hace creer que hay que guerrear contra los rusos malos; nos enfrenta entre nosotros mientras los que nos envenenan bailan.

Menos mal que hay algo que iguala:

De la muerte nadie escapa.