El lodazal de las miserias.
El Bosco me inspira en este trance, pero cambio su ironía por la crudeza de una realidad demasiado tétrica como para disimularla en sarcasmos.
La Humanidad huele a podrido.
Muchos años después, tras tantos fusilamientos, tras tantas barbaridades, crueldades, abusos y mentiras, aparecieron los gusanos que pululan, desde siempre, en las hinchadas tripas. Los gusanos que corroen las entrañas de la decencia y convierten el vino en vinagre y vigilan para que nada a los suyos, los privilegiados de siempre, les falte.
En cualquier lugar de esta Tierra ancha y oronda, los cadáveres de la injusticia siguen atrapados en los escombros de la inmundicia.
La gloria sigue siendo para los traidores victoriosos. Y suyo es el Poder y la Fama, por siempre, Ser.
La Humanidad ha decidido vivir en una pocilga.
El Pueblo es ordeñado, esquilmado, engañado.
El Pueblo, no obstante, acepta, apuntala y aplaude el mal trato.
Los mismos que ya nos mataron siempre, nos siguen hoy matando. Véase cualquier telediario.
La pesadilla de la razón es monstruosa.
(Estás palabras fueron dichas, pero nadie se detuvo a escucharlas).
Diatriba de D.
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