No sé qué voy a hacer en ese momento. De todas formas, ¿qué se supone que haga? Temo que me quedaré ahí, inmóvil, en el marco de la ventana. Porque no sé si voy a llorar, si voy a gritar o si seré capaz siquiera.
¿Qué voy a hacer cuando mi nariz no pueda apreciar la humedad que el suelo de roble me regala? ¿Qué eh de hacer cuando no pueda sentir el calor de la vela que tengo de compañía? Cuando el repiqueteo de ese reloj —que con su incesante labor evita mi locura— no llegue a mis oídos ¿Qué voy a hacer? Cuando alce mi cabeza al cielo y me reciba un vasto manto tan oscuro que ni mi vela pueda iluminar ¿Qué voy a hacer...?
Supongo que me quedaré ahí sentado; en el marco de la ventana. Con los ojos cegados, Los oídos ensordecidos, con mi cielo negro y mi mente en blanco. A mi lado: una vela que hace tiempo extinguió su flama, una luna escondida en otra parte del cielo y un reloj que ya dejó de sonar...
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Mateo
Un chico que siempre quiso tocar las estrellas y vivir sus sueños. Aprendió a volar con relatos y soñar con palabras, he aquí la prueba de ello
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