¿No son la magnitud vital
de mis células, apetecibles?
Y yo, que prefiero abastecer
a su desolada metástasis
con cada vaso sanguíneo
que me compone.
¡Temerosa enfermedad!
¿Es insensato pedirte
que no te permitas regularte
en cada extensión de mi cuerpo?
Pero no es a mí
a quien te aferras.
¿Por qué elegiste al ser que amo?
¿Por qué no ve la completitud
de mi insignificante existencia,
que pereceré antes de verle partir?
Aunque, si la terquedad
de mi ignorante, puro
y desahuciado amor pudiera
corromperse en el fango de su cáncer,
lo haría:
me desgarraría la vida misma.
¿No es así como funciona el curso
y las leyes mundanas de la vida?
Yo, que en mi insolencia, gozo
de estar disponible para cualquier
ostentosa muerte; para cada zángano
de una enfermedad,
para la corrosión de una podredumbre.
Me toca, en cambio, la virtud de la vida:
la negligencia de un Dios misericordioso,
mortificarme a ser tan mortal,
como para verlo morir
recostado en mis brazos.

Milagros Gomez
Escritora Argentina | En antología y revistas literarias internacionales 🇦🇷🇨🇴🇨🇱🇪🇸🇵🇪 | Desarroladora del subgénero "Terror Poético" 🖤
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