No era broma cuando los poetas hablaban de la intermitencia de la vida,
de cómo esta tiende un puente con lo indeseable y nos acerca al dolor.
El miedo nos llevará al tiempo futuro en el que habita y reina.
Cuántas veces vas a morir en mis palabras, me pregunto.
Cuántas veces escribí la historia con mi galopante pensamiento, que atesora solo lo hay de falso en mis recuerdos.
Si tan solo me alcanzara con despellejar la memoria y vaciarla de la gravedad que tira hacia abajo a mi ser,
prometo que yo no estaría acá
llorándole al camino y a la suerte.
Y como quien reza esperando que se le devuelva algo que perdió,
con mucho cuidado, en este terreno podría plantar un frutal.
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