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    El camino perdido.

    Dolbach

    May 21, 2025

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    Taberna, Iglesia y Revolución Social.

    Bakunin tenía y tiene razón. Con el fútbol, sumado a taberna y religión, se completan todas las sendas que el Pueblo puede transitar para, de algún modo, escapar de su miseria.

    El fanatismo futbolero y religioso tienen tantas similitudes que a veces es difícil distinguir que fe tiene más importancia en la vida del profeso. Al fin, al Sistema le da igual; le importa que el individuo esté poseído por el sentimiento: de filiación, pertenencia, superior destino. Certeza.

    Y la taberna: allí todo sucede de la manera que han de suceder las cosas. El alcohol, la socialización, la partida competición, la conversación controversia. Luego a casa, al sofá refugio, tras haber sido importante ronda tras ronda.

    Hoy solo permanecen transitables esos caminos: Religión, alcohol, fútbol; la revolución social se ve como un recuerdo viejo, pasado de moda, innecesario, sin consistencia. Un camino casi perdido entre la maleza.

    Ahora se intenta reducir el montante de horas en el trabajo; los empresarios se oponen. Los empresarios jamás han visto bien uno solo de los avances en derechos de los trabajadores: desde que se prohibió que los niños trabajaran, todo, para el empresario, ha supuesto una irremisible debacle. Ocho horas, no trabajar los domingos, vacaciones pagadas, bajas laborales, huelga, condiciones de salubridad y seguridad... Todo es en contra de la rentabilidad de las empresas. Todo es un ir contra empresario. Todo es, para la clase empresarial, un irremediable desastre.

    Hoy, mucho trabajador fachapobre, se opone a las tres horas menos de trabajo -a la semana-. Es cuestión de lo que que diga su partido de cabecera:

    “Hundirán a las empresas con tantos derechos laborales".

    El Trabajador no cuenta. El Pueblo es explotable.

    Aparte de lo que supone en sí mismo trabajar un poco menos: menos cansancio, más salud, más conciliación familiar, más tiempo para uno mismo; también se da la circunstancia de que el ocio, el tiempo libre, hacen rentables otras empresas. Sin tiempo para ir al bar, al cine, a un restaurante ¿De quien iban a vivir esos negocios?

    Las gallinas que a un empresario le salen le entran a otro.

    Ellos y la Banca y la Monarquía y la Iglesia, siempre ganan.

    La Revolución Social será nunca o será tarde.

    Dolbach.

    Dolbach

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