El Bordado de los Días

Entre retazos de días dispersos,

se arma mi vida, costura sin fin,

un mosaico de historias, un eco diverso,

donde cada fragmento susurra un confín.

Son retazos de risas, de sombras, de luces,

de trozos de sueños que no se alcanzaron,

caminos torcidos, amores fugaces,

y promesas perdidas que nunca llegaron.

La aguja del tiempo borda en silencio,

tejiendo recuerdos, bordando el ayer,

cada punto es un instante que el viento,

lleva y transforma en misterio de ser.

Los retazos se abrazan, aunque no encajen,

en un manto de vida que busca sentido,

cicatrices que el alma con arte dibuja,

donde lo roto aún sueña ser unido.

Hay retazos de noches cargadas de estrellas, 

de cielos quebrados por dudas febriles,

de amaneceres que, en horas de niebla,

me guiaron despacio hacia mundos sutiles.

Cada trozo es un verso no escrito del todo,

una página rota de un libro invisible, 

donde los bordes quedan sin forma,

como historias calladas en lo imperceptible.

Los retazos me hablan, me piden ser una,

me dicen que en ellos la verdad se refleja,

que en cada fragmento, en lo crudo y errático,                                                                          

se esconde el milagro de esta vida compleja.    

Y aunque mi manto esté lleno de ausencias,

de bordes que el tiempo no quiso juntar,

en la trama infinita de mi existencia,

los retazos son todo, me enseñan a amar.

Porque en lo roto también hay belleza,

en la imperfección nace la armonía,

y es en los retazos, en su delicadeza,

donde se teje el sentido de mi día.