Mi piel se desarma en tus manos,
dejando la vulnerabilidad de mi alma.
Besas cuidadosamente cada
parte que desconoces,
como si quisieras reconocer mi nombre.
Las heridas desaparecen,
como si los pedazos desconocidos
se unieran nuevamente.
Las caricias resguardan el sentimiento
doloroso que me atrapa.
Lo suave de tu mano se impregna en
la piel terciopelada de mi brazo,
dejando caminos de marcas.
Muero en tus brazos,
mientras mi mente sigue presente
en tus recuerdos.
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