Hay muchas cosas que quiero comentarte, las cosas que he aprendido, lo diferente que me siento, y al mismo tiempo lo vacía que estoy, supongo que es cuestión de tiempo de que resurjan mis ganas de llenar ese espacio, pero es incómodo.
Antes que fuera un hueco vacío fue ese espacio donde guardaba todo lo relacionado a vos, el amor y los dolores, las expectativas e ilusiones. Si bien el dolor y las desilusiones ocupaban un pequeño espacio, a vos te fue suficiente para querer arrancarlo. Un cobarde en mis libros.
Yo, en cambio, podría haber dejado que mi cuerpo esté lleno de cicatrices, pero a vos te bastó una gota de sangre para huir. Me prometiste tantas cosas y te quedaste en las palabras, mientras que yo inventaba el tiempo sólo para que te quedaras un poco más.
Tal vez Dios no me dio lo que pedí sino lo que necesitaba.
De todas maneras, ya dejé de doler tanto, si bien el dolor no se siente hasta que el cuchillo sale del cuerpo, al menos no dejé que se hundiera tanto, al menos no hasta matarme. estuve a punto, “que me mate si no puedo amarlo” llegué a pensar, fue de esos momentos en los que aseguras que el amor es sacrificio porque es lo último que te queda, porque si no, no es amor, se te cae el mundo.
Siempre supe que no era así, pero no lo sentía así, quería mirar a la muerte a la cara y decirle que yo amaba, que yo te amaba y que no le tenía miedo, y creo que ese mismo coraje me hizo verle los ojos y darme cuenta que no me había venido a buscar a mí. Y aún así me llevó igual, estaba tan amarrada a este amor que cuándo lo regalaste a la muerte me fui con él.
Y qué sabrás, si siempre escapaste, pero entiendo que no sepas renacer si nunca te dijeron que primero tenés que morir.
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