El amor y la huida

Ayer por la mañana, en una conversación surreal y nefasta, mientras pensaba en cómo salir de ahí, contemplaba cada detalle de mis manos como forma de escape, mis uñas, mis dedos, las líneas dónde se encuentran las articulaciones, y las pecas. Recordé el comentario sobre las pequitas en las manos de tus abuelos cuando mencioné tus lunares. ¿Fue en la segunda vez que nos vimos?

No quise entender el origen de las conexiones mentales, había prometido olvidarte. Cuando regresé a casa encontré porqué. La obsesión es la respuesta a la huida. Escapo, es mi costumbre, pero no porque corra, el mundo cambia o se aleja o me persigue. Nada de lo que ocurre dentro de mi cabeza es mandato de algún ser omnipresente externo. ¿Entonces por qué mientras más me alejo termino al inicio de dónde empecé? Antes diría que no hay dónde huir, que el mundo no es vasto y soy gigante. No nací para este mundo, puede ser. ¡Pero qué obtusa sería si aún pudiera afirmar que he llegado a todos los lugares que necesitaba llegar!

El amor, como dicen, te enfrenta a tu propio reflejo y duele descascarar el ego cuando la única forma real en la que puedes acercarte a otro ser humano es la vulnerabilidad. Ayer huí de mí, creyendo que lo que hacía era para borrarte y hoy que me encuentro, estabas también tú. Hay tanto que sé en teoría pero en la práctica soy neófita. No sé nada del amor. Solo sé contar cuentos, solo puedo ser narradora y esperar que nunca te canses de mis historias.

Solo espero equivocarme, sin importar los golpes o las lágrimas, para poder volver a levantarme y decirte, ¿oye quieres escuchar lo que me pasó? y que nos riamos juntos o que te conmueva de alguna forma, aunque no importa lo que haga, el amor no entiende de meritocracia. No importan los números en la pantalla a lado del avatar designado o la cuenta en el banco, no importan los flashes o los corazones unidimensionales, nada puede hacer que me quieras. Solo tú tienes la respuesta y eres el concepto que más me cuesta entender.

¿Qué es un ciudadano poesía? ¿Qué es un L? ¿Por qué le gusta escuchar? ¿Por qué le divierte lo que le divierte? ¿A qué le teme? ¿Cuándo fue la última vez que amó? ¿Qué es el amor para él? ¿Qué significa su silencio? ¿Qué significan sus respuestas? ¿Qué hace ahora? ¿Qué hará mañana?