En el rincón del tiempo que se esfuma,
donde el pasado susurra sin prisa,
yace un jardín de memorias brumas,
donde la nostalgia se hace brisa...
Las hojas caen, doradas de olvido,
sobre el sendero que ya no se pisa,
y en cada paso, un suspiro perdido,
un eco de risas que el viento avisa...
¿Dónde quedaron aquellos abrazos,
que como hogueras calentaban el alma?
¿Dónde los sueños, los dulces pedazos
de una ilusión que se volvió calma?...
El reloj gime, su tic-tac es llanto,
y en su quejido, el ayer se hace presente.
El hoy es sombra, el mañana quebranto,
y el corazón late lento, indulgente...
Oh, tiempo cruel, que te burlas sereno,
llevándote en tu marea lo amado.
Solo me queda este papel moreno,
donde escribo lo que has deshojado...
Y aunque la vida siga su camino,
y el sol mañana vuelva a su ventana,
sé que en mi pecho, como un dulce vino,
la añoranza fermenta su mañana...
Así me quedo, entre sombras y luces,
con el sabor de lo que ya no existe.
La nostalgia es un mar que me conduce,
a un puerto lejano, donde el alma persiste...
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