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    Economía de la fuerza o Fuerza de la economía

    Aug 25, 2024

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    Economía de la fuerza o Fuerza de la economía
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    Las tendencias políticas en pugna en la Argentina jamás han estado más cerca de parecerse unas a otras como en este momento. Discursos que rozan lo incoherente, pretensiones de “Estado empresarial” para “Argentinos que nacen en todos lados y siempre están llegando”,

    Ínfulas bíblicas de “peronizar el mundo” hasta un occidente que se desfigura más allá de los confines de Medio Oriente y, para esto, no dudan algunos candidatos del así llamado “movimiento nacional” en nombrar al compañero Netanyahu como una digna expresión del mismo. No es de extrañar, en un movimiento que hace de la inclusión su bandera política, y que por suerte en ese punto es coherente, ya que marxistas, socialdemócratas, liberales, feministas, conspiranoicos, puristas románticos, y otros etcéteras, pululan por todos los pasillos del partido haciendo la V (o levantan el puño izquierdo), diferenciándose del resto por ser “nac & pop”.

    Es decepcionante ver como todo el enfoque de este movimiento solo este puesto en el problema económico. Es la economía el centro gravitatorio sobre el que gira todo discurso político que pretende llegar al poder. Este centro gravitatorio, más como un agujero negro que devora todo lo circundante que, como principio organizador del sistema solar, es el leitmotiv con el que se pretende devolverle al pueblo “la alegría”. Claro, que más se puede esperar del peronismo realmente existente hoy, que tener un mango para llenar la heladera (¿no era ese el slogan de Alberto Fernandez en campaña?), ningún sueño de grandeza, de conquista de nuevos territorios, de fundar una ciudad en la cima de una montaña, de crear edificios monumentales, de desarrollar armas nuevas, arte comprometido, olimpiadas nacionales, ningún “construiremos un coliseo argentino” ¿Qué importa si después no se construye? Hay que darle al hombre sueños, hay que darle una flecha hacia donde apuntar sus más altos anhelos. Alimentar los sueños de volver a las Malvinas y expulsar al invasor que aún coloniza territorial y políticamente nuestro suelo.  Todo deseo tarde o temprano será derribado por la Naturaleza, por la verdad de la existencia que es la muerte; nada permanecerá en pie, pero la muerte no podrá arrebatarle tan fácilmente los sueños a quien los pone en las alturas, lejos, en el horizonte distante donde sólo la acción podrá dar el salto y las palabras queden rezagadas como espectadoras de lo imposible, un horizonte cargado de futuro, que traccione a las generaciones venideras. Vencer a la muerte no es esperar la eternidad en un mas allá, vencer a la muerte es extenderse en la progenie legándole la antorcha  encendida de anhelos y sueños de grandeza, una grandeza más allá de “llenar la heladera”.

     

    Para aquellos que, como yo, piensen que sólo hay dos caminos: Reforma o Revolución, y ya hayan tomado partido por el camino revolucionario, sepan que no están solos, que la economía que nos debe importar, la única que importa hoy, es la economía de la fuerza. No gastemos pólvora en chimangos, entrenemos mente y cuerpo, para que el espíritu alcance su máxima potencia, y cuando todo se derrumbe, cuando los sueños vulgares, los horizontes de mediana distancia, cuando la fuerza económica haga sucumbir a los que creen que sólo importa el crecimiento infinito y el consumo como barómetro de bienestar, nosotros estaremos firmes, de pie, cuchillo entre los dientes, esperando el momento para ser uno con la naturaleza y destruirlo todo, para que del caos retornen rejuvenecidos nuevos dioses, viejos sueños de Imperio.

    artista sin merito

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