soy la grieta,
el reflejo roto ante ojos tan lejanos.
el olvido hecho carne,
una sombra sin raíz o con muchas.
soy hija de un amor desgraciado que fue
pero ya no puede ser, porque nació solo en carne.
mis pasos se van deshaciendo
en un camino escabroso y desolado,
pero continúo.
caminante errante
de un espacio donde el tiempo
decía pertenecerme, pero mintió.
la soledad me toma
como una capa rota
que se desliza por mi espalda
sin remedio,
sin promesa,
sin consuelo.
y yace la penumbra,
muda y agónica
en el rincón de un hogar,
donde el cariño se deshace
como cenizas indefectibles
bajo un sol que nunca fue mi madre.
es el eco silente de una raíz rota
que busca tierra y se ahoga en mar.
que danza en lluvias, pero muere en tormentas.
y poco a poco,
como evitando el dolor de golpe,
pero aceptando que no es más que ambiente.
¿qué podría surgir de mí?
si hasta el viento me desampara,
no me acaricia cuando nadie más lo hace.
¿y qué esperar del sol?
cuando somete mi rostro a su luz un instante,
pero se deja cubrir por nubes protestantes.
espero todo
y, a la vez, ya nada.
sin voz,
sin alma,
sin amor
ni final propio.
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