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Eco de la forma

Jul 15, 2025

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Eco de la forma
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Cuadro:

Solo un instante le demoró y se le inundaron los ojos de óleo. La piel se le erizó, tomó una bocanada de aire frío y permaneció quieta, con los brazos cruzados. Cuánto silencio, pensó, mientras observaba buscando armonía entre las formas. Desde el funeral de su padre no lo escuchaba, y eso que ya habían pasado cinco años de aquella triste mañana.  Sin embargo, continuó mirando hasta el último detalle. Y de tanto mirar, se dio cuenta que le devolvía la mirada

Se quedó paralizada de miedo, sus latidos aumentaron y sintió un nudo de alambres de púa en el estómago. La bestia, la observaba mientras devoraba el abdomen del cadáver que seguía echando espasmos y salpicaba la pared blanca de varios colores. 

Sabrina pensó en correr, pero sabía que era imposible escapar; la doblaba en fuerza, tamaño y velocidad. Cerró los ojos y apretó los puños lo más fuerte que pudiera, tensando sus músculos y aguantando la respiración; era su método de resistencia para esas noches en las que su padre llegaba ebrio a la casa, y aunque no solucionaba nada, de alguna forma le daba seguridad. 

La criatura ya había salido de la jaula de lienzo y marchaba hacia ella, dejando rastros de pintura en las baldosas que la separaban de la presa. Por cada paso, un suspiro de Sabrina y un rugido de la criatura. Ya estaba encima de ella, con los colmillos a unos centímetros de su yugular, listos para penetrar la piel y sentir la joven carne. Sabrina sintió el aliento agrio que olía a infancia rota y no se le ocurrió otra cosa que gritar; gritó tan fuerte que todo el público que visitaba aquella tarde el museo volteó a mirarla. 

Cuando abrió los ojos vio el cuadro ,y en él sólo formas abstractas sin sentido de color verde, azul y bordó. Pudo identificar un clavel y supo, aunque ya no la viera, que la cobarde bestia se ocultaba detrás de los retazos. 

Espejo

Esa noche de invierno, luego de regar sus claveles y encender la chimenea, decidió pararse frente al espejo. Hacía meses que no lo hacía; le daba vergüenza su rostro arrugado y no extrañaba para nada esa mirada llena de odio, pero lo hizo. Se quedó observando su reflejo durante varios minutos, y de tanto mirar, le devolvió la mirada

No sintió miedo; se plantó con una postura desafiante frente a la bestia que se encontraba del otro lado del espejo. Desesperada por devorarlo, comenzó a golpear el cristal y al sexto golpe logró romperlo. Joaquin se echò hacia atras pero ya tenia a la bestia encima, simplemente se entregó a su inevitable destino, detuvo su mirada en los hermosos claveles y recordó aquella trágica madrugada en la que el vicio le arrebato lo que más quería. La criatura se entretenía devorándole el abdomen para poner fin a su desdicha.  

Despertó al cabo de unas horas a causa de un fuerte dolor de estómago, como si tuviera allí un nudo de alambres. Se encontraba recostado en el piso frente al espejo y sostenía una botella de ginebra vacía en su mano derecha. Solo sabía hacer una cosa en estas situaciones, tan llenas de vacío como el.  Se arrastró hasta el bastidor y pintó lo que recordaba: un agitado y abstracto autorretrato. Al finalizar la obra, su firma en forma de clavel. 

—¿De qué lado del espejo me encuentro? —se preguntó mientras quitaba las astillas de sus manos.

Relato:

Luego de leerlo por cuarta vez, sabía que estaba terminado. Decidió guardarlo en el cajón de su escritorio; el relato estaba listo para mandar a la editorial. El sol de la mañana pegaba en el rostro de Laura, generando una sensación de alivio. Se relajó en su silla y estiró los brazos; observó brevemente el cuadro abstracto que colgaba encima de su escritorio y por primera vez, no le devolvió la mirada. 

—Sabrina, apurate que hay que pasar por la florería y se nos va a hacer tarde —gritó, levantándose de la silla.

Se cumplían 5 años desde que la maldita cirrosis se había llevado a Joaquín y, como todos los años, lo iban a visitar con sus flores favoritas.


Facundo

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