De suelo infértil nació una amapola
alimaña y plaga
decidieron cortarla
seguía creciendo
dulzura le esparcieron
no moriría por voluntad propia
esperaba una señal
tuvo un desliz
amantes de sin fin
cada uno embelesado
por su figura
y terminaban atormentados
sentenciados
aquellos amores no eran honestos
sino más bien
petrificados
y entre más la amapola era tocada
más desgracia le convenía
todos sus elementos puso en fuego
no esperaba nada en su firmamento
pues tiene la sangre prestada
con pistola en mano
abandonada por el mundo
mordía porque no conocía ternura
buscó un hogar
al que no pertenecía
tal vez debería vivir en el sol o en la luna
decía
y se dormía
de círculos inmaculados
un eclipse se posó en su cuello
llevándose consigo el eterno tormento
¡oh, luz cegadora!, aunque era oscura
habrás tapado a la luna y al sol
eres el mejor cuerpo celeste
que he visto yo.
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