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El Tren

Sep 28, 2023

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El Tren
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EL TREN

El convoy arribó rompiendo la bruma que invadía la zona de la estación. Llegó, como siempre, con exacta puntualidad.

Al oír los chirridos de los frenos de las ruedas del tren, Nepomuceno salió de su oficina, no sin antes mirar la fecha en el almanaque de propaganda de un tradicional cafetín de Paris, que se encontraba colgado frente a la pared de su escritorio.

-Catorce de abril, de mil novecientos diecisiete … día por demás aburrido-, masculló para sí.

Cuando el tren se detuvo por completo se dirigió al salón contiguo, y abriendo la puerta exclamó:

- ¡Pasajeros, a embarcar!

En silencio, las personas que se encontraban sentadas en los bancos de madera tomaron sus maletas, y procedieron a salir del salón para subir de inmediato a los vagones iluminados en su interior por una tenue y discreta luz amarillenta. Minutos después, dos invisibles campanazos anunciaron la partida del tren, que inició su marcha con un ligero sacudón. Nepomuceno, parado en la plataforma, en silencio observaba cómo el convoy desaparecía tras la todavía espesa bruma.

- Subieron pocos pasajeros-, expresó un mozo de cordel, dirigiéndose a Nepomuceno.

-Porque hoy no hubo combates en las trincheras-, respondió Nepomuceno, sacudiendo sus alas ligeramente manchadas con hollín.

 

 

 

 

Roberto Dario Salica

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