Dulzura de Mujer
¡Oh, amada mía, musa clamada en mis memorias de antaño!
Un coro de serafines devotos a la beldad fémina
te han librado sobre esta tierra, encomendándome
la ilustre misión de ser el guardián de tu júbilo.
En ofrenda, obsequian a mis oídos su sutil cantinela
en complacencia por haber sembrado la flor más noble
de naturaleza magistral y fortaleza solemne,
que hoy día es el motivo de mis regocijos.
Yo proclamo impetuosamente, ante la Creación,
ser aquel hombre que dedique su prosa
con vehemencia a tu semblante angelical
y ocupe un lugar preciado en vuestro corazón.
¡Oh, diva benevolente, muéstrame el don que Dios te ha otorgado
y sé bienvenida a este altar erigido en tu honor!
Sea éste el recinto de tus virtudes, una humilde morada
para tu descanso tras las travesías que el destino te ha juzgado.
Amada mía... haz de una rosa, tu pluma; haz de mi pecho, tu lienzo.
Cultiva tu arte pródigo sobre mi piel e inscribe en ella
aquel juramento que impartimos al plácido ardor
del crepúsculo en esa tarde de otoño tan añorada.
Vislumbro en tu esencia ese fuego acogedor
que enciende mi aliento y me llena con su gracia.
Musa clamada, estrella guía de mi firmamento,
tu cuerpo se convierte en la seducción de mis pensamientos.
Grata fue la oportunidad de haberte conocido.
Bendita es la existencia de tu encandilado ser.
Bendito el momento en que probé tus labios por primera vez,
que yo así pude descubrir tu dulzura de mujer.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión