Como cada noche,
tus ojos me acompañan
aún en la distancia,
aún en el silencio.
Me muevo de un lado a otro,
desecho mis sábanas,
dejo mi piel al frío de la madrugada.
Tus iris verdes inquietas
buscan su esperanza,
buscan su paz,
y la encuentran,
mientras yo busco la mía
en mi entereza.
Caigo en sueños
y te figuras en él.
Siento tu abrazo cada vez más cerca,
aliviando tu ausencia,
acortando los kilómetros,
respirando cerca.
Siento cómo besas mis labios,
cómo acaricias mi espalda,
cómo capturas mi olor
y tratas de encontrar mi mirada.
Siento mis lágrimas,
fruto de este sueño dulce,
suspiro que escuche
hasta la más escondida estampa.
De repente no te siento,
de repente estás lejos,
de repente me falta el aliento.
De un momento a otro te marchas,
y al fin entiendo
que el sueño se apoderó de ti.
Lo sé,
prometí que puedo,
pero es muy difícil cargar este peso.
Así que ahora,
arropada por la luz de luna,
te escribo versos sueltos,
y aunque no sé si puedas leerlos
yo ya puedo verte
mientras duermes.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. No soy perfecta, pero cada poema es una parte real de mí. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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