dulce melancolía
que se arrima para distorsionar mis días,
la que siempre llega sin hacer ruido
para dejar de lado mi alegría
y quedar sometida
en mi cabeza por varios días.
es aquella a la que no llamo,
y viene por más que no quiera,
me recuerda que sigo aquí,
que ya no estoy caminando
sobre aquella cuerda,
con sutileza revuelve
esos crudos recuerdos
que me mantenían cautiva y presa
de mis emociones más humanas
como la alegría o la tristeza,
y sé que desde lejos me asecha,
pero el control ya no es de ella,
adquirí mis propios medios
y me armé de valor
para terminar transformándola
en alguna cosa más bella.
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