Eco de pérdida: ¿sanará el tiempo?

Mucha gente que conozco esta desapareciendo.

No, no hablo de un goshteo, de dejar de verse, aunque si tenga que ver con esto último. Me refiero a que parten a mejor vida, al otro plano, al cielo o como quieran llamarle.

Uno nunca está preparado para este tipo de noticias, noticias que están presentes desde el día 1 de nuestra vida. Noticias que no somos conscientes de su significado real hasta ser mayores o que incluso siendo mayores, queremos ignorar.

Es difícil aceptar que esta realidad es parte de la vida. El volver a un lugar que está más vacío por la ausencia de esa persona que era tan especial, en sus mil formas, para nosotros.

Nadie te enseña como atravesar un duelo, incluso leyendo libros de ayuda, se dificulta el paso del tiempo.

Por más instrucciones que tengamos, es algo que se vuelve chocante, indeseado, odiado. Porque nos cuesta creer que ahora solo nos quedan los recuerdos y no que los volveremos a ver.

A algunos les afecta menos y los admiro, admiro esa fortaleza que no tengo o tal vez solo son personas que no expresan pero si sienten como yo siento. Admiro que algunos, juntos con el mundo, sigan funcionando como sí nada, cuando yo siento que me quedo estancada, que no puedo avanzar.

Siempre queda a medias algo que nunca pudimos decirles, cosas que no vieron que logramos como el recibirse de una carrera universitaria o que estén en un evento importante. Las sillas vacías en la mesa y la pesada ausencia que transforman esa reunión que antes era pura risas.

El silencio que abruma porque nadie quiere romperlo. Pero que de a poco se disipa porque uno se anima a dar ese paso para que vuelvan los chistes y recuerdos entre risas.