Dos mujeres libres

Hoy me di cuenta que en mi ropero no tengo nada negro, no lo sabía hasta hoy, antes de venir hasta aquí. Pasamos 4 meses intensos, mucho más que cuando era una niña. Nunca fuimos muy cercanas, pero por capricho de la vida, logramos conectar de una manera especial, desde un lugar distinto. Yo con 41 y vos 92. Y descubrí que tenemos muchas cosas en común, mucho más de las que yo esperaba y de las cuales no tenía conocimiento alguno.

Descubrí que te gustaba la lectura tanto como a mí, que mover el cuerpo al compás de la música te divertía de sobremanera, que soñabas con ser libre e independiente. Mujer autentica, enérgica, determinada, con aciertos y desaciertos, transgresora para la época, por algunas anécdotas contadas durante tantas tardes que pasamos juntas.

Tardes en las cuales nos fuimos manifestando, reconociendo y confesando. Pudiste, atravez de mis relatos ser libre una vez más, lo pude ver en el brillo de tus ojos, cada vez que te contaba de la bici, de la carpa y de mis intenciones de viajar de esa manera. Reíste con cada monigotada que te hacía, pude acostarme en tu pecho y sentir tus latidos, mientras me susurraste al oído un te amo que jamás antes lo habías dicho, pero seguro lo sentías.

Días en los cuales compartimos algunos gustos musicales, y supe que el tango te fascinaba, y que recordabas algunas letras. Fuiste por un momento una milenials sacándonos selfis juntas con algunos filtros. Reímos y lloramos, rendí muchas veces a la par tuya y otras tantas cosas más que serán secretos de ambas. Me enseñaste tanto en tan poco tiempo, que solo espero haberte aportado algo, que hayas sentido mi amor, porque por vez primera creo que supiste la nieta que tenías, desnude mi alma ante tu alma. Nos dijimos te quiero tantas veces, que ya perdí la cuenta.

Elijo recordarte libre, porque fueron tus palabras más certeras, somos dos mujeres libres, me dijiste mirándome fijamente a los ojos.

Esto no es una despedida, es un hasta luego, en algún momento nos veremos. Te amo!