donde las palabras van a mirar y morir.

digo que escribo pero no lo hago

pienso cada poema y luego las sílabas

se niegan a acomodarse en los renglones,

se dispersan en un margen mal hecho,

haciendo del poema

un trabalenguas destartalado de mal gusto,

negandole el lugar al conflicto que alli haya evocado.

al final, si nadie se encarga de desechar el sentimiento a un costado,

me encargare yo con mi poema nunca escrito.

se que las palabras mueren despacio,

puedo sentirlas tejer los márgenes

con delicadeza o con un furoz temblor,

depende del día, del dolor y del lenguaje.

como puedo sentir la desdicha,

saben que al margen no podrán aferrarse,

algunas ni terminaran su travesía

antes de caer fuera del poema.

serán pisoteadas por una manada de gotas de lluvia

que al galope del cielo oscuro

se dejan llevar por el desgarro de las cuerdas vocales.

algunas angustias no pueden ser escritas y solo queda un grito crudo.