Donde el vuelo incomoda
May 18, 2025
A veces, cuando uno empieza a caminar más firme, a escalar ciertas cumbres que antes parecían lejanas, hay quienes te miran desde la base con los ojos empañados. No porque no puedan subir, sino porque no soportan que seas vos quien lo hace primero.
Es como si tu vuelo les recordara sus alas dormidas. Y en vez de sacudirlas, prefieren señalarte como si el viento que te sostiene fuera injusto, como si tu altura les hiciera sombra.
Y uno, ingenuamente, intenta bajar el vuelo, plegar un poco las alas para no incomodar. Pero no es por ahí. Apagar la propia luz nunca iluminó a nadie.
Hay amistades que fueron faroles en la noche, y de pronto se convierten en cortinas que no dejan entrar el sol. No por maldad, sino por miedo. Miedo a quedarse atrás, a no encontrar su propio sendero, a perder el reflejo compartido.
Pero el camino no se detiene. Y uno aprende que el afecto genuino no compite, no se pone celoso, no necesita medir logros. Solo está, firme, como el árbol que no envidia al ave que vuela desde sus ramas.

Jimena
Periodista enfocada en coberturas sociales y culturales, apasionada por la literatura. Escribo y leo con fervor, invitando a sumergirse en este mundo y desarrollar criterio crítico
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