Donde el alma reconoce

Hay conexiones que no entienden de tiempo, ni de lógica, ni de circunstancias.

Almas que caminan por mundos distintos, pero llevan la misma frecuencia en el pecho.

Pueden pasar vidas enteras sin verse, o encontrarse en cuerpos equivocados, en momentos malditamente imperfectos.

Pero algo más fuerte que el olvido siempre las guía de regreso.

No importa cuánto se alejen, ni cuántas versiones de sí mismos atraviesen: el reconocimiento es inevitable.

Una mirada basta, un silencio compartido, una sensación de hogar que no se puede explicar con palabras.

No son mitos ni finales de cuentos, son encuentros que desafían todo lo que se conoce.

Y aunque a veces llegan heridos, gastados por el mundo, siempre saben cómo volver a ser luz en presencia del otro.

Porque hay personas que están hechas con la misma esencia.

Y pase lo que pase, siempre terminan encontrándose.