Donde caerse muerto.

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Propietarios.

Se dice que la vivienda es un bien de mercado y que los dueños deben poder hacer con sus pisos lo que quieran. Y tiene su lógica el argumento.

Ahora pongamos todo, todo, en esa misma categoría.

Hay muchos agricultores que trabajan tierras que no son suyas.

El agua del grifo puede privatizarse.

El pan nuestro de cada día y los huevos y las sandías.

La electricidad que alimenta nuestras calderas, nuestras vitrocerámicas, nuestras batidoras...

El combustible para los tractores, camiones, yates...

Sean de pago todas las carreteras.

La Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales... Por supuesto, bien de mercado ¿Acaso no hay quien se enriquece con esos negocios?

Y, así, sea cada quien el único dueño y señor de sus destinos: Si no puede comprar una casa ni pagar el alquiler de una vivienda, que busque un puente en buen estado. Si no puede pagar la renta por trabajar la tierra, que se dedique a otra cosa. Si el agua la ponen a precio de Chanel número cinco, recojan en palanganas cuando llueva (si no lo prohíben). El pan... A Dios rogando.

El Capitalismo postula que el mercado se regula solo, pero eso tiene una enorme trampa: Se regula siempre a favor del poderoso.

Se puede denostar el intervencionismo del Estado en los precios de las necesidades básicas (Vivienda, Sanidad, Alimentación, Agua, Educación, Servicios Sociales, Energías, Trabajo), ¡Comunismo, comunismo!, pero si no se hace, si no se ajustan los precios de modo que la gente pueda vivir dignamente con un salario (aparte de afrontar lo cotidiano, poder ahorrar un poco, salir a cenar fuera de vez en cuando, viajar alguna vez, comprar libros, celebrar...), la esclavitud como modo de sociedad, será el sino inevitable. Ya lo es en mucho. Pero se trata de mejorar, no de ir a peor.

Los de abajo son el sostén de la injusta pirámide. Dejen ya de hacer el juego a los de arriba. Ellos no van a dudar ni tardar en aplastarles.

¿O seguimos haciendo el tonto?